top of page

Verso 'Inexactitud'

  • silviasalazarr
  • Sep 4, 2018
  • 2 min read

Estaba en aquel lugar que a veces consideraba mágico y a veces sumamente nostálgico y hasta cierto punto depresivo. Una revistera combinada con librería y tienda de botanas que había, en algún punto, sido un sitio recurrente con un amor. Mientras recorría los pasillos y daba vueltas a las islas de libros sobre auto-ayuda y autoestima reconocí en otra el nombre de alguien que me había cambiado de perspectiva: Eduardo Sacheri.

Cuando leí a Sacheri reconocí en su escritura una frescura casi insoportable. La redacción de sus historias era casi cruel ante los que constantemente queremos dejar algo plasmado en un trozo de papel. Me llenó de vida. Su forma de llevarme al punto exacto donde reconocí y acepté mi dolor fue mágica y desearía imitar su manera una y otra vez. 'Te conozco Mendizábal' y otros cuentos me llevo a en ese momento a soltar mis sentimientos con lo que estaba pasando. Acababa de sentir una desilusión que quisiera decirles que sería pasajera pero por alguna razón no me atrevía a aceptarlo como tal.

Si bien ya había identificado el sentimiento, entonces lo exprimiría hasta sacarle el provecho absoluto. No solamente aprendería de un nuevo fracaso, o algunos dirían victoria, si no que lo llevaría más allá. Escribiría hasta que alguien se reconociera con el mismo sentimiento y hasta que aquél pasara sin dolor. Inexacto, aquél que vino a distraerme del que pudo haber sido uno de los más grandes errores de mi corta existencia, acababa de volverse otro fracaso. No solamente no me brindó la oportunidad de enamorarme como solo yo sé hacerlo, si no que me acorraló a dejarlo ir sin siquiera negarme a hacerlo. Había pasado por tanto y mi alma estaba tan previamente desgastada que una vez más parecía insoportable si no es que aparentaba imposibilidad enamorar al inestable. Sería una mentira negar que me hizo sentir de la mejor forma. Esa forma que cuando pasas por un gran dolor uno piensa que no reconocerá el sentimiento cuando se presente; se presentó. Le agradezco siempre su interés pasajero ya que, siendo completamente sincera había olvidado lo que es que te vean. Que realmente alguien te engañé con una mirada similar a la transparente e intente desnudarte solo por abrir los ojos.

Aquél jueves, se sentó frente a mí en el asiento de piloto de su tan recorrido auto, no lograba descifrar exactamente las palabras que saldrían de su boca hasta que ya estaban fuera. Era tanta la incertidumbre en su mirada que cuando me repitió que me quería mucho y que estuvimos tan cerca de consumar algo tan bonito como los poemas que describe Sastre, quedé atónita. Las palabras salían de su boca, las entendía pero aceptarlas era otro asunto; rápidamente dejó de importar lo que habían pasado los dos meses anteriores y empecé a sentir ese desprendimiento inevitable. Me sentí elevada.

 
 
 

Comments


Follow

  • Twitter

©2018 by Contando pecas.. Proudly created with Wix.com

bottom of page