- versión inédita -
La cuestión en juego con él serÃa qué tanto estarÃa dispuesta a dejarme llevar. Soy del tipo responsable que si quiera batalla para comunicarse de la mejor manera lo que implicarÃa mucha paciencia, no solamente individual, pero de la contra parte. Estaba segura que no serÃa una gran historia de amor, ni estaba dentro de mis deseos que sucediera, sin embargo estaba a punto de cambiar la vida de ambos por pequeños lapsos de inquietud. Si para ese entonces ya entendÃa que la burbuja no existÃa y que mi descripción utópica del amor era solamente eso: una descripción, estar con él fue totalmente inesperado en el sentido que el personaje habÃa sido recurrente varias veces antes en mi vida. En otro momento, definitivamente con otras caras y con otras personalidades, sin embargo antes no habÃa tenido la sensación de querer explorar el tema. Hay experiencias que pueden definir caminos en nuestras vidas y una tarde de febrero acostada sobre una explanada de terrazo lo comprobé. Es difÃcil construir relaciones, aún siendo superficiales, sin desarrollar una conexión mental de algún tipo con la otra persona. Recuerdo que pase varios minutos con la mirada perdida en un cielo básicamente negro espolvoreado con estrellas hasta que me di cuenta que lo único que los dos necesitábamos en ese momento era un abrazo. No tenÃa que ser nada espectacular ni mágico; el único beneficio serÃa aceptar que dentro del mundo de cada uno existÃa una cuarteadura que cerrar, sà cerrar, sanar serÃa ideal pero no lo lograrÃamos estando el uno con el otro. Lo que yo en un principio denominé 'la mirada de auxilio' en sus ojos persistÃa conforme pasaban los dÃas. Entiendo que la felicidad es algo pasajero, inconstante e intangible sin embargo él no tenÃa lapsos de la emoción. VivÃa atado a un escenario que varias experiencias atrás habÃa sido especial y que lo mantenÃa de alguna forma contento pero no necesariamente satisfecho. Tantas veces lo miré a los ojos y vi como pedÃa a gritos una sacudida, una alternativa, una bocanada de aire fresco. Ah, entonces yo serÃa la ventisca que uno siente cuando está parado en el bosque respirando el olor a madera fresca y hojas tambaleantes.
Hay años en los que uno decide con qué caracterÃsticas adornarse la personalidad, éste, sin lugar a dudas, me darÃa una más.